Todo tiene un por qué.
Armonía impresa desde hace siglos en cada rincón.
Silencios, que matan cualquier palabra,
aunque alguien se empeñe en bautizar
cada brizna que se encuentre lejos; lejos de su alcance.
Sacrilegio del humano cuando no sabe callar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario